Construcción de una propuesta Socialista
Ricardo Romero
Red Socialista Alfredo Palacios
Corriente Unidad Socialista CABA
La visita de Julio Cobos a un centro socialista en Mataderos, parecía ser el colorario de una política que propone una alianza con el radicalismo, y con ello ir detrás de un proyecto que defiende el poder concentrado del campo. La estrategia parlamentaria del bloque socialista llevada en la votación de la Ley de Medios permite repensar el rol del Partido Socialista, y colocarlo en un rol propositivo y a su vez dar protagonismo a Hermes Binner en la política nacional.
Es preciso comprender que el escenario político actual le presenta al socialismo un dificil camino en la construcción de un proyecto nacional, porque si se protege los ropages republicanos, se termina aliado al radicalismo y cercano a viejas estructuras oligárquicas terratenientes, y si apuesta a la defensa de los derechos sociales, se articula un acercamiento a los movimientos sociales pero se queda cercano al poder de los intendentes y gobernadores, y sin la hegemonía de cambio.
Este esquema fracciona al Partido Socialista y lo deja con políticas de alianzas diferenciadas según el nivel nacional, provincial y municipal. Por ejemplo, en Santa Fe fue en un Frente; en la Provincia de Buenos Aires se intervino el distrito para aliarse al radicalismo (mientras que parte de los socialistas bonaerenses iba en el Frente para la Victoria); en la Ciudad de Buenos Aires enfrentaron solitariamente el proceso electoral (con socialistas en otras listas), y otras provincias se iba en frentes, como La Rioja, o con nuevos partidos, como en Santa Cruz.
En definitiva, las múltiples estrategias electorales tienen que ver con un mozaico político complejo, donde la construcción del socialismo se hace en multiniveles o en diferentes terrenos político electorales, que acompañan propuestas y políticas de transformación que se impulsan en los gobiernos municipales, provinciales o nacional. En este sentido, la táctica de proponer y debatir cambios en un proyecto de Ley, generada por Hermes Binner, marcan una política correcta sobre cómo apuntalar cambios que favorezcan los derechos y la ciudadanía.
Por ende, quienes propiciamos una Unidad Socialista que impulse un Partido amplio, democrático y participativo, entendemos que debemos profundizar el debate sobre las líneas de acción programáticas que permitan colocar al socialismo como protagonista de la construcción del futuro de nuestro país. Frente a la desestructuración de los partidos políticos debemos generar alianzas cruzadas entre sectores progresistas, populares y democráticos en cada realidad municipal, provincial y nacional.
Así, la política parlamentaria del socialismo es un buen paso para no dejar al Partido Socialista detrás de los intereses del poder concentrado y avance a los acuerdos políticos (institucionales, parlamentarios o de gestión) que fortalezcan a aquellas políticas que den un constante avance a las conquistas sociales. Es claro que las gestiones de Rosario y Santa Fe no pueden jugar a la mera oposición y deben generar acuerdos con el gobierno nacional.
Aún tenemos el desafío de articular una propuesta que pueda poner al Partido Socialista en un rol histórico en Argentina. Para ello, tenemos que impulsar la reactivación de sus espacios de deliberación, de sus ámbitos de participatición y de sus mecanismos de decisión democráticas, para poder fortalecer un proyecto que, como señalamos, no va a ser uniforme y homogéneo, sino por el contrario, tendrá una diversidad que deberá orientarse garantizar en distintos niveles, la defensa de la economía social, el avance de los derechos, la participación ciudadana y el latinoamericanismo. Sólo así, el Partido Socialista será constructor del socialismo en nuestro país.
Es preciso comprender que el escenario político actual le presenta al socialismo un dificil camino en la construcción de un proyecto nacional, porque si se protege los ropages republicanos, se termina aliado al radicalismo y cercano a viejas estructuras oligárquicas terratenientes, y si apuesta a la defensa de los derechos sociales, se articula un acercamiento a los movimientos sociales pero se queda cercano al poder de los intendentes y gobernadores, y sin la hegemonía de cambio.
Este esquema fracciona al Partido Socialista y lo deja con políticas de alianzas diferenciadas según el nivel nacional, provincial y municipal. Por ejemplo, en Santa Fe fue en un Frente; en la Provincia de Buenos Aires se intervino el distrito para aliarse al radicalismo (mientras que parte de los socialistas bonaerenses iba en el Frente para la Victoria); en la Ciudad de Buenos Aires enfrentaron solitariamente el proceso electoral (con socialistas en otras listas), y otras provincias se iba en frentes, como La Rioja, o con nuevos partidos, como en Santa Cruz.
En definitiva, las múltiples estrategias electorales tienen que ver con un mozaico político complejo, donde la construcción del socialismo se hace en multiniveles o en diferentes terrenos político electorales, que acompañan propuestas y políticas de transformación que se impulsan en los gobiernos municipales, provinciales o nacional. En este sentido, la táctica de proponer y debatir cambios en un proyecto de Ley, generada por Hermes Binner, marcan una política correcta sobre cómo apuntalar cambios que favorezcan los derechos y la ciudadanía.
Por ende, quienes propiciamos una Unidad Socialista que impulse un Partido amplio, democrático y participativo, entendemos que debemos profundizar el debate sobre las líneas de acción programáticas que permitan colocar al socialismo como protagonista de la construcción del futuro de nuestro país. Frente a la desestructuración de los partidos políticos debemos generar alianzas cruzadas entre sectores progresistas, populares y democráticos en cada realidad municipal, provincial y nacional.
Así, la política parlamentaria del socialismo es un buen paso para no dejar al Partido Socialista detrás de los intereses del poder concentrado y avance a los acuerdos políticos (institucionales, parlamentarios o de gestión) que fortalezcan a aquellas políticas que den un constante avance a las conquistas sociales. Es claro que las gestiones de Rosario y Santa Fe no pueden jugar a la mera oposición y deben generar acuerdos con el gobierno nacional.
Aún tenemos el desafío de articular una propuesta que pueda poner al Partido Socialista en un rol histórico en Argentina. Para ello, tenemos que impulsar la reactivación de sus espacios de deliberación, de sus ámbitos de participatición y de sus mecanismos de decisión democráticas, para poder fortalecer un proyecto que, como señalamos, no va a ser uniforme y homogéneo, sino por el contrario, tendrá una diversidad que deberá orientarse garantizar en distintos niveles, la defensa de la economía social, el avance de los derechos, la participación ciudadana y el latinoamericanismo. Sólo así, el Partido Socialista será constructor del socialismo en nuestro país.
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